Canserbero: A 10 años de su muerte

Este 19 de enero ya son 10 años sin Canserbero

El filósofo Martin Heidegger dijo alguna vez que los humanos somos seres para la muerte, es decir, aceptar esta condición nos hace diferente al resto de seres vivos.

Tirone José González Orama, mejor conocido por Canserbero -cómo el mismo decía en sus canciones-, no sería distinto a lo que hacía alusión Heidegger. En su caso esa consciencia sobre la muerte vino junto con dos tragedias a temprana edad: la muerte de su mamá cuando tenía solo ocho años y el asesinato de su hermano cuando tenía 12.

Ambos hechos lo marcaron profundamente y fueron el combustible que produjo muchas de sus letras melancólicas y profundas.

«Me gusta el rap desde que tengo como 11 y no he podido parar desde entonces», canta en su canción Mucho Gusto.

Vida y Muerte
Canserbero dejó seis álbumes siendo “Vida” (2010) y “Muerte” (2012) lo más icónicos de su carrera. Allí dejó impregnados sus rasgos, su personalidad y su vida.

En “Vida” se aprecia un Canserbero mucho más humano, uno que expone sus dudas, su intimidad, uno que se pregunta: “¿Y la felicidad qué?”. “Mil preguntas me invadieron sin respuestas (la más simple fue) / Si hay un justo Dios, ¿por qué esto ha de pesar”, dice la letra de “Hace falta soñar”.

Aparece también el eco del pequeño Tirone en “Ley del hielo”, ese niño que se pregunta dónde está su mamá: “Ya he contado bastante y no te encuentro, basta de este juego / (Basta de este juego, basta de este juego, ya) / Cierro los ojos y ahí estás, los abro y noto que estoy ciego. / Cuando por fin te encuentro, trato de alcanzarte y nunca puedo / (Nunca puedo, trato de alcanzarte y nunca puedo). / Si no apareces pronto, juro que te buscaré en el cielo”.

“Muerte” no deja de ser intimista, pero Canserbero ya no solo mira hacia dentro para cantarle a la condición humana, también mira por la ventana, camina las calles del vecindario, observa su alrededor y aparece el otro componente fuerte de su música, uno que inevitablemente tenía que ser parte de sus canciones, pues quien se dedica al rap también compone para cantar lo que en su sociedad no funciona.

Y así como ahora, 10 años después, en ese entonces las cosas tampoco eran fáciles ni en Venezuela ni en otras partes del mundo. “Sin más rodeos les comento / Que el mundo en el que estamos viviendo / Se va mientras me estás oyendo / Que mientras esta rima llega hasta tu oído / Fallece gente, pues la muerte es más rápida que el sonido / Señores, déjenme decirles que les han mentido / Que el planeta está mal y muchos ya lo dieron por perdido”, cantó Canserbero en “Un día en el barrio”.

Rabia, ira, venganza. El pesimismo más degradado aparece en “Jeremías 17-5” y en “Es épico”. “Yo sueño con amor porque sé que, en el fondo, nosotros amamos / Si canto rabia, es para desahogar por dentro / Como cuando Cristo echó a los comerciantes de su templo”, dice la letra de “Es épico”. ¿Y se fijan? Dios, la religión, esa creencia y ese culto a Canserbero no le cuadraron y en sus canciones mostró más de una vez referencias que cuestionaban esa fe, pues sus mismas vivencias lo hicieron descreer de todo amparo, reflejando también esa visión bajo la cual los males del mundo demuestran la inexistencia de un ser superior benevolente.

Canserbero reforzó la relación del rap con lo social, se erigió como un referente del género cuando en la época quizá había pocos. En su legado, que para cada uno tiene su significado, está haber logrado que todos sintiéramos que él estaba cantando nuestra vida, nuestro tiempo y nuestro mundo.

En Vida, Canserbero se muestra más cercano y vulnerable, compartiendo sus dudas más profundas y aspectos de su intimidad. Es un retrato de un hombre que se interroga a sí mismo: “¿Y la felicidad qué?”. En “Hace falta soñar”, sus palabras reflejan esa incertidumbre: “Mil preguntas me invadieron sin respuestas (la más simple fue) / Si hay un justo Dios, ¿por qué esto ha de pesar?”.

Asimismo, resuena la voz del pequeño Tirone José en “Ley del hielo”, un niño que busca con desesperación a su madre: “Ya he contado bastante y no te encuentro, basta de este juego / (Basta de este juego, basta de este juego, ya) / Cierro los ojos y ahí estás, los abro y noto que estoy ciego. / Cuando por fin te encuentro, trato de alcanzarte y nunca puedo / (Nunca puedo, trato de alcanzarte y nunca puedo). / Si no apareces pronto, juro que te buscaré en el cielo”.

En Muerte, aunque el tono sigue siendo introspectivo, Canserbero amplía su mirada hacia el entorno. Observa las calles, su comunidad y los problemas que lo rodean. Este álbum revela otra faceta esencial de su arte: la crítica social, inevitable en su música. Usaba el rap para señalar las fallas del mundo. Como hace una década, las dificultades en Venezuela y otros lugares siguen resonando en sus letras. En “Un día en el barrio” describe con crudeza: “Sin más rodeos les comento / Que el mundo en el que estamos viviendo / Se va mientras me estás oyendo / Que mientras esta rima llega hasta tu oído / Fallece gente, pues la muerte es más rápida que el sonido / Señores, déjenme decirles que les han mentido / Que el planeta está mal y muchos ya lo dieron por perdido”.

La furia, el resentimiento y el deseo de venganza dominan en canciones como “Jeremías 17-5” y “Es épico”. Este último refleja su lucha interna: “Yo sueño con amor porque sé que, en el fondo, nosotros amamos / Si canto rabia, es para desahogar por dentro / Como cuando Cristo echó a los comerciantes de su templo”. Canserbero, sin embargo, cuestiona constantemente la fe, la religión y la idea de un ser divino benevolente. Sus vivencias personales lo alejaron de cualquier creencia en el amparo divino. Mostró una visión donde los males del mundo parecen confirmar la ausencia de un Dios justo.

Con su obra, Canserbero consolidó la relación entre el rap y la crítica social. Se convirtió en un referente del género en un tiempo donde los exponentes eran escasos. Ofreció algo más que una denuncia de las injusticias: un retrato de la carga emocional que todos llevamos, de nuestros propios traumas y dudas. Su legado, interpretado de diversas maneras, es precisamente eso: la capacidad de hacernos sentir que cantaba nuestra propia historia, nuestro presente y nuestra realidad.

A continuación estarán 10 canciones de Canserbero que tienes que escuchar para entender el gran cantautor, referente y ser humano que fue Tirone.

10 canciones para recordar a Canserbero
De la vida como película y su tragedia, comedia y ficción
Aceptas (Vida)
Martillos y Ruedas (Vida)
Perdiendo la Fe (Vida)
Es Épico (Muerte)
Ley del Hielo (Vida)
Maquiavélico (Muerte)
Querer Querernos
Pensando en ti (Vida)
Mañana será otro día.
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