Las Palabras del presidente

Por JUAN T H

La lucha contra la corrupción o contra cualquier mal social comienza con la voluntad, con la determinación de enfrentarla asumiendo las consecuencias, como lo está haciendo el presidente Luís Abinader. ¡Sin voluntad política no hay cambio!

El domingo pasado acompañé al mandatario a la Batalla de las Carreras donde se produjo una graduación de 43 oficiales, donde una mujer ocupó los más altos estándares académicos y militares. Luego partimos hacia el municipio de Guerra donde tenía programada tres actividades importantes. En el camino se iba enterando de los allanamientos y posteriores arresto. Me consta que no estaba al tanto de todos los acontecimientos. Sabía que la acción judicial se produciría porque un jefe de Estado está debidamente informado por los organismos de seguridad. Tal vez de haberlo sabido, de haber tomado acción directamente, no permite el apresamiento de la hermana del ex mandatario Medina, por prudencia o tacto político. Pero el Ministerio Público es independiente, no tiene por qué pedir permiso, ni darle explicaciones a nadie sobre la aplicación de la ley. Un Ministerio Público independiente actúa.

Una cosa si es clara: Luís Abinader está determinado a no tolerar actos de corrupción en su gobierno y de castigar al servidor publico bajo su mando cometa “indelicadezas” reñidas con la ley, la ética y la moral.. Y para que no haya dudas, reunió a los miembros del Gabinete para advertirles.

“Cuando prometí que tendríamos una justicia independiente y autónoma lo hice con toda la convicción y hasta sus últimas consecuencias”, dijo.

“Yo no conocía, ni conozco, -me consta que es verdad- ningún detalle de las operaciones judiciales que están abiertas ni de las que puedan abrir en un futuro”.

“Eso es lo que prometimos al pueblo dominicano. Y eso es lo que estamos haciendo: Justicia e independencia”. Y añadió: “El Ministerio Público tiene total libertad para investigar y someter a la justicia cualquier expediente que involucre cualquier acción contra el patrimonio de los dominicanos”.

“Les pido que no generemos un circo de la persecución, ni un espectáculo de la infamia arrastrándonos todos por el barro, porque la justicia noes venganza. Y no podeos, por la responsabilidad de los cargos que ostentaos, dividir al país, ni polarizarlo.”

“Debemos dejar claro –advirtió- el presidente Abinader, que nadie podrá malgastar ni un solo peso sin consecuencias” (en mega divas, restaurantes, viajes en primera clase, regalos ostentosos, gastos exorbitantes de representación, etc., agrego yo.)

“La lupa ya estaba puesta sobre nosotros. Y ahora lo estará aún más. Sobre todos los que estamos aquí. Por eso les reitero mi petición de total y absoluta honestidad y honradez”.

Me gustó cuando dijo: “Este gobierno ha renunciado al poder que tuvieron los anteriores sobre el control del ministerio público. A quien cometa un acto ilícito nadie lo protegerá. (¡Coño que bien!) ¡Yo di mi palabra y así será!”

“…yo jamás voy a permitir que las malas prácticas vuelvan a ser la seña de identidad del gobierno en este país”. “Recuerden –le dijo a sus ministros- el objetivo por el que nos eligieron servidores públicos: Mejorar la vida de la gente y dejar un país mejor que el que encontramos, desarrollando nuestro trabajo con honradez, ética y transparencia”.

Las palabras del presidente Luís Abinader no pueden caer en el vacío, no se las puede llevar el viento aunque sean del aire. Deben ser como el “libro rojo” de los comunistas chinos durante el gobierno de Mao Tse-Tung. Todos los funcionarios deben aprenderlas bien. Y el pueblo también para exigir y reclamar su cumplimiento. La corrupción le roba al pueblo su presente y su futuro, le niega salud, alimentación, vivienda, empleo, seguridad y educación. Los más de cien mil millones que la corrupción se llevaba todos los años en los gobiernos del PLD (Leonel-Danilo) ahora podrán ser destinados en obras de bien social.

Si Luís Abinader hace cumplir sus palabras ante los ministros, actuando sin privilegios, sin permitir vacas sagradas, castigar al que haya que castigar, aun sea parte de su entorno político o familiar, que pague las consecuencias en los tribunales. Si así lo hiciera pasará a la historia como un hombre probo que no robó ni permitió que otros lo hicieran, que predicó con el ejemplo, que hizo de su palabra un templo para beneficio de todos los dominicanos. ¡Si señor!

 

 

 

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