Por Nelson A Marte
Los ignorantes de los complicados temas económicos empezamos a escuchar a hablar aquí sobre esa cosa diabólica que es déficit fiscal, cuando en 2012 al retirarse del poder el presidente Leonel Fernández dejó las finanzas públicas con un faltante cercano a los 200 mil millones de pesos.
Entonces hubo grandes discusiones sobre el monto real y las causas de tan alto déficit. Hoy Wikipedia lo resume así: “Al finalizar su último período de gobierno dejó (Leonel Fernández, paréntesis mío, NM) un déficit fiscal del 8% del PIB, unos 187.000 millones de pesos, equivalente a unos 4600 millones de dólares estadounidenses”.
De ahí para acá los presupuestos nacionales de cada año se han ido formulando con un 30% o más de préstamos que agravan cada vez más la otra cosa diabólica que es el endeudamiento.
Venimos dando tumbos y dándonos de cabezazos en la pared, rehuyendo hacer los ajustes, rectificaciones y sacrificios que nos “enderecen de un tirón la puntería”, como dice la canción.
En definitiva, todos tenemos responsabilidad en corregir estos entuertos creados por políticos irresponsables, empresarios que no quieren cumplir su responsabilidad social de pagar impuestos, periodistas que pecamos de no llamar pan al pan y vino al vino, y algunos que hacen coro a líderes aéreos: todos debemos actuar como proyecto de nación.
No es tiempo de oportunismos y de hacer demagogia con la reforma fiscal, como advierte la distinguida dirigente empresarial Marisol Vicens sino de asumir responsabilidades como país.
Responsabilidades en formular propuestas porque juntos, como ha planteado el presidente Abinader con su entusiasmo y trabajo incansable por el pueblo dominicano, “nos vamos a poner de acuerdo” para salir a camino y continuar avanzando.
Por suerte que haciendo galas de un coraje cívico que todos le reconocen el presidente Luis Abinader ha viabilizado que su gobierno haga una propuesta de concertación que ahora debemos ajustar entre todos.
Como en esto de la reforma fiscal sabemos todos que es necesaria, pero tenemos miedo al costo político o recelo de que sea usada para fines espurios en planes políticos futuros, sobre todo de continuidad en el poder, cae como misa en salud aprobar primero la reforma constitucional que lidera el presidente Abinader para prohibirse incluso a él mismo la posibilidad de beneficiarse de sus reformas, cerrándose una eventual vuelta al poder.
Es importante que el propio presidente Abinader haya asumido el liderazgo de concertar la Ley de Modernización Fiscal, porque el país no va a cerrar ni dejarse paralizar por los déficits fiscales y el endeudamiento, mucho menos por discusiones bizantinas que no conducen a nada.